Durante años, al defender la idea de una República de La Mosquitia y la convicción de que este territorio ancestral merece consolidar su propio estado democrático —basado en su reconocida autosuficiencia cultural y territorial— me he encontrado con personas que reaccionan de manera agresiva, pronunciando frases como: “Honduras nunca lo permitirá”o “Nicaragua lo defenderá hasta la muerte”.
Pero es esencial aclarar que la autodeterminación de La Mosquitia no nace como un ataque, ni hacia Honduras ni hacia Nicaragua. Ambos pueblos seguirán siendo nuestros vecinos, aliados y hermanos.
¿En qué momento se habló de violencia?
Muchos responden con discursos belicistas ante un tema que es, por naturaleza, democrático.
La creación de un posible Estado Mískito solo puede nacer de la voluntad del pueblo, mediante mecanismos pacíficos y participativos.
Lo verdaderamente preocupante es que algunos parecen dispuestos a justificar la pérdida de vidas para impedir que un pueblo tome sus propias decisiones. Esto nos lleva a una reflexión fundamental:
¿será que no conciben la política sin violencia?
La independencia democrática no es nueva: es parte de la historia mundial
En todo el planeta, la formación de nuevos países se ha dado sin guerras y mediante el voto popular:
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Kosovo (2008) logró separarse de Serbia tras la decisión mayoritaria de su población.
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Sudán del Sur (2010) proclamó su soberanía mediante un proceso democrático.
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Escocia (2015) y Quebec (1997) celebraron referéndums donde, aun votando “No”, se respetó completamente la voluntad ciudadana.
Incluso cerca de nuestra región encontramos ejemplos concretos:
Jamaica en 1962 y Belice en 1981 alcanzaron la independencia de forma pacífica y ordenada.
¿Por qué La Mosquitia es un caso diferente?
En estas naciones, los pueblos fueron reconocidos como entidades propias antes de independizarse.
En cambio, Honduras y Nicaragua no reconocen plenamente al pueblo Mískito como nación con derecho a decidir.
Por esa razón, el caso más comparable para La Mosquitia es el proceso de Cataluña, que ha construido instituciones democráticas y organizado iniciativas de autodeterminación incluso sin el consentimiento del gobierno central español.
Cataluña como ejemplo: identidad, lengua y derechos
Antes de dar pasos mayores, los catalanes fortalecieron su identidad colectiva:
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protegieron su lengua
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la llevaron al sistema educativo
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la convirtieron en idioma cooficial
Hoy cualquier ciudadano en Cataluña puede estudiar, recibir atención médica o realizar trámites en catalán como un derecho garantizado por ley.
Este ejemplo demuestra que un pueblo puede resurgir desde la marginación y recuperar su lengua, su cultura y su dignidad, todo mediante procesos pacíficos y democráticos.
Lo que La Mosquitia puede llegar a representar
Cuando La Mosquitia logre convertirse en una nación soberana, democrática y reconocida, también podrá servir de inspiración para otros pueblos indígenas y comunidades oprimidas del mundo.
La autodeterminación no es una amenaza:
es un derecho humano, un proceso democrático y una expresión legítima de libertad.
